En la pizzería encontró una tuerquita diminuta, tirada en el piso: sólo ella podía enteder de verdad la importancia de la misma, pero no sonreía así por eso, sino por el placer de haberla encontrado, y porque era suya, tal vez. Cierto era, que con su sonrisa amplia y hermosa contagiaba inocentemente a todo lo que había alrededor, y yo por suerte era parte del alrededor.
Sea feliz, no un idiota!
Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
domingo, 15 de agosto de 2010
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Mejor si hubiera sido una arandela =P
ResponderEliminarPero yo escribí sobre eso antes, jajaja
lecturas complementarias:
ResponderEliminarhttp://anadieenespecial.blogspot.com/2010/08/la-encontre-mirando-el-piso-mientras.html
jajaja
chau :P