Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

martes, 31 de agosto de 2010

Rutina de estudio


La quiero un montón. A veces camina despacito, como pensando, y casi siempre mete las manos por debajo de las mangas y ellas no se ven. Cuando salen, estas se toman de él, el lugar donde pertenecen. De vez en cuando, de la nada, ella le da un beso en la mejilla y sigue tomando apuntes en clase. Cuando habla, dice lo que tiene que decir, con frialdad lógica, y curiosamente, también con pasión. Nadie parece tener más claro lo que quiere y puede, salvo cuando le da hambre a la tarde, y toda su incertidumbre, toda, florece en el quiosco.
En general, esta se va de inmediato. No tiene tiempo para estupideces. Pero cuando quiere y tiene tiempo, se ríe o genera alguna. No tiene problemas en retar a nadie, muchas veces a él, claro, que simplemente ríe.
Todo es muy típico: ayer por ejemplo, había un viento molesto que carcomía los huesos, y yo vi como entre pelos revueltos, él la tomó un segundo y la besó en la cabeza. Los quiero un montón.

Yo voy allá, sabiondo de que no hay amores perfectos, y que estos están plagados de turbulencias, pero de vez en cuando, en esos instantes, parecen acercarse asintóticamente al amor mágico que no existe, ( pues esta fuera de nuestro dominio) esa divergente locura.

Los semáforos nunca dan celeste, pero cuando sagan pregunta, con toda su paranoia, "porque me mirás?" y la uruguaya responde sin inconvenientes, con una pequeña sonrisa y con incontenible sineceridad, sin una gota de rubor: "Porque sos una persona muy linda" yo no tengo más que hacer una reverencia ante tanta hermosura.

sábado, 28 de agosto de 2010

Mirá vos, esta porquería ya tiene más de un año de vida, que lindo.

jueves, 26 de agosto de 2010

Back in the air

Mis ojeras renacieron, llenas de combustible. La música que escucho, y que mi cerebro interpreta que son los beatles, invade una vez al mismo de esperanza. Yo no voy a dejar que él me gane. Aunque no me deje resolver ningún ejercicio por la falta de uso para cuestiones verdaderamente útiles, ya se va a acostumbrar.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Magma

No se concibe la vida sin su vientre; así como la muerte sin él. Caminando por los bordes del río de magma, las niñas juegan a saltar la cuerda. Al costado del fuego que arde, se derrite la pava del mate.
Cuando los ojos se van, se esfuma esa visión: El río es de barro y las niñas se tapan la cara con las manos, y sobre el mostrador queda un café quemado con azúcar.
No veo más allá del verde, cuando los ojos vuelven, que se forma como bruma en el fondo de ese espejo, pues veo más cerca reflejadas mis propias pupilas: y mi estéril visión de las cosas.
Cuando enfocan de una buena vez ese verde ya marrones los míos no son: el color se funde, esa bruma llega, la pava silba, los corazones laten, el vientre crece, la lava fluye, la soga estalla, y los amores de mañanas mal despertadas, ya invaden los territorios de la estupidez hereje de los ojos de tierra mojada.

martes, 24 de agosto de 2010

Cazapanaderos

Yo no llegué: ella fue mucho más hábil, e interceptó el panadero con su mano derecha. En una tarde de verano en la que hacía un calor que ni te cuento, yo no tuve otra que envidiarlo tanto.

Eran para ella, sus 39 solsticios.

Color color....

Ella es naranja, el mejor, y más bonito de los colores.


Pero no mi favorito.

Bidemia de resfrío

Mi corazón es el forzante mi alma, oscila cada vez con más amplitud: nunca nada lo detendrá.
Sagan se resfría un Viernes, y el Lunes cae una uruguaya. Él se recupera, en un intercambio de narices rosadas.

La semana pasada él amenazó, con devorarle a la uru precisamente sus cuencas nasales, y yo veo ahora un hueco donde solía estar, lleno de mocos y de sangre. Hasta que volví a mirar, y la vi con un pañuelo y su cuerno humano aún estaba.

Hay otras niñas, en otros lares, buscando príncipes azules, que pasados por lavarropas, tienen ese color bastante muy mucho irreconocible. Le quedan de reemplazo los reyes sin corona, esos que se tiran con desdén y porque sí, en una mano de truco que sabemos bien es mentira.

Y yo en una clase de electro, o en mi casa, o en el 60, o en la mente de alguien más, probablemente un recuerdo de mí mismo.

Muero de sueño, y luego existo.

Uruguaya, no te mueras: estás muy congestionada. Yo duermo, él o tu compañera de mates te cuidarán.

Descafeinado

Escribir es algo que se hace por inspiración, insomnio y, principalmente, aburrimiento. Yo escribo porque sí, (y por qué no?)

Escribo por los ojos que no se sabe de que color son, por los colectivos mugrosos, y a veces por las gotas que fluyen despacio en un vecindario donde alguna vieja chusmea a otra, cuando yo por delante paso, vaya uno a saber que cosa.

Y de otras gentes por las que escribo, mejor no hablar. Mejor leer alguna que otra vez.

Es que a veces escribo sólo porque extraño todos los brazos.

sábado, 21 de agosto de 2010

En rojo

Su belleza no es (ni ha sido, ni será) una cuestión subjetiva: su hermosura es un axioma.

martes, 17 de agosto de 2010

Idas y vueltas

La muerte era tan linda y yo estaba en el túnel, sí. La luz me atraía de manera que fuese una señal inequívoca de lo que había al final del pasillo.

Pero cuando fui, ahí había una puerta, y la muy puta era giratoria: a mí esas puertas me marean. Por eso, después de un par de vueltas, salí y dime cuenta de que había salido de la luz y del pasillo.

Y existía ahora una nueva luz que no era blanca: era un poco verde, otro poco naranja, y bastante amarilla.

domingo, 15 de agosto de 2010

Tesoro

En la pizzería encontró una tuerquita diminuta, tirada en el piso: sólo ella podía enteder de verdad la importancia de la misma, pero no sonreía así por eso, sino por el placer de haberla encontrado, y porque era suya, tal vez. Cierto era, que con su sonrisa amplia y hermosa contagiaba inocentemente a todo lo que había alrededor, y yo por suerte era parte del alrededor.

sábado, 14 de agosto de 2010

nsf, y cuidado con lo que te dicen los extraños, especialmente yo

Yo tengo esos enamoramientos de un día. Por supuesto, no son amores de verdad, pero a veces pasa que, un gesto determinado, en particular me arranca la cabeza y me deja pensando.
Había una que sonreía de tal manera, con tanta dulzura, timidez, y cortesía, como si al mismo tiempo que sonreía estuviera pidiendo disculpas por hacerlo, pues en el fondo seguramente sabía la belleza de su sonrisa, y la culpa que, seguramente esto le daba, no le dejaba más opción que ruborizarse tibiamente. Más sonreía y reía, más se ruborizaba esa chica.
Yo tenía ganas de cortarle esa sonrisa, y pegarla como póster en algún lado bien visible de mi cerebro, cosa que cuando yo estuviese mal (algo que sucedía con desmesurada frecuencia durante esos días en la facu) al verla pudiera yo contagiarme un poco.

Después uno se olvida, pero justo recién me acordé, y creí que valía la pena contarte, así de alguna manera u otra, le voy poniendo cinta a la pared.

La media que faltaba

El tipo expresaba sus cosas así, podía ser, muy, muy claro:

"Estoy a un delta t de estar todo mal con ella"

Y yo me moría de tristeza, no podía creer que el chino estuviera diciendo algo así, no por las palabras, que eran puramente chinezcas, sino por el significado de las mismas que no parecían tener suficiente sentido, y no quería imaginar como podían estar ellos.

Medialuna

(Ya he relatado esta historia de manera más o menos directa, en este blog, pero ya estoy cansado de dar vueltas así que vamos a los bifes...)

Yo llegué un día de Verano, a la mañana muy temprano a desayunar al comedor de la facu, deberían ser las 8 am o algo así, y mi clase de f1 comenzaba a las 9. Al llegar ahí vi a mi heroína con una medialuna en mano abonando en mostrador el costo monetario de la misma. Contento de verla, me puse de costado, esperando a que se diese vuelta, para poder saludarla.
Nuestra heroína (si usted lee esto tiene que coincidir conmigo) me saludó amablemente y me ofreció ese dudoso manjar. Yo sin comprender, realicé entonces la pregunta más estúpida de mi vida: "Porque? Si la acabas de comprar?"
No era de Montevideo esta uruguaya ,así se llama, (en realidad no, pero así la conocemos) efectuó un movimiento corto, que muy probablemente haya durado dos o tres segundos, pero fue tal vez, uno de los momentos más impactantes de eso que tal vez sea mi vida, tal vez sea la de otro: y yo entendí todo, o más bien, no entendí nada.
Apoyó su cara un instante en mi pecho, porque se había quebrado, yo no entendía, que podía haber pasado, que podía hacerle eso a esta chica de poderes inimaginables, porque, si bienyo sabía que estaba llorando, no podía hacer nada, porque sentía que nada volvería a ser normal, porque me dí cuenta, mientras pasaba eso, que sería imposible para mí olvidarlo.

Es insoportable ver llorar a tu superhéroe.

Yo sólo atiné a llevarla a una mesa, y que en medio de sollozos me explicase lo que le pasaba, y me confirmase que afirmativamente no podía hacer nada para devolverle los superpoderes, y entonces yo entendía porque, porque había comprado la medialuna, porque me la ofreció, pero ya no tenía, ni tiene, importancia.
Todo parecía roto en mil pedazos, yo sabía que la luz entraba por la ventana, que estaba despejado, y no había mucha gente desayunando un 19 de Febrero, sin embargo mientras miraba su brazo izquierdo sobre su mochila, y su mejilla izquierda sobre ese brazo, y veía luego toda la cara, y la lágrima que caía de su ojo derecho y por tener la cara así apoyada rodaba inevitablemente por su nariz antes de caer final y definitivamente en la mochila, parecía que todo el mundo en realidad estaba hecho de cosas negras sin mucha forma, y el suelo de vidrios rotos inevitables de pisar. Es que era una uruguaya sin mate.

Y volvía (y vuelvo) a ver, una y otra vez, cuando todo se detuvo, cuando ella pasó de saludarme a llorar, cuando de deshizo moméntaneamente sobre mí.

Y siempre quedo ahí, y cuando quiero acordarme que nuestra heroína recuperó sus superpoderes, y sonrío porque sé que es así, igualmente no puedo evitar sentir toda esa dulzura, melancolía y tristeza, que uno siente cuando ve al humano detrás la máscara.

Tal vez fue un error haber terminado ingiriendo esa medialuna, antes de ir a clase.

jueves, 12 de agosto de 2010

Repulgando

La locura y la tristeza a veces penetran en mí, con todo el peso de sus significados. Yo me abro la cabeza y las tripas, dejo que ellas sean un sólo tirano y resulta inevitablemente de allí mi depresión: la acepto con una sonrisa, le invito un fernet, y zarpamos juntos escarbando las más oscuras regiones del espíritu y del alma.
Somos uno: ella y yo, bailando juntos sin saber. Antes de dormir me abrazo a ella, que me cuenta canciones de cuna, para hacer que yo me llene de esperanzadores sueños que se rompen al despertar, es ahí cuando mi cabeza se cierra, las tripas duelen, y ya no quiero comer ni vivir nunca más.
Pero cuando suena esa música, yo por ella me dejo de llevar, hasta que me doy cuenta que estoy vivo, y la tengo que dejar, cuando sonrío mucho a ella vuelvo, porque no soporto más mi soledad sin sus cantos...ni su música, sin eso nada vale la pena. Lloro por (y gracias) a ella cuando la miel se termina, cuando el alma se hace ameba, cuando el amor carne picada. Y de ese amor las empanadas que cierran el círculo de lágrimas locura y tristeza.

Sol Naranja

Creo que tenía yo unos 12 o 13 años cuando la conocí: eran las únicas olimpíadas de mate de las que participé (siendo yo un fracaso absoluto) pero ahí estaba ella, yo sólo sabía que era una chica muy inteligente, y apenas si nos debemos haber saludado.
Pasaron dos o tres años hasta que la volví a ver, y otro tiempo más cuando la comencé a querer, cada día que la volvía a ver creía que el mundo podía ser un lugar mejor, más armónico y feliz.
Cada vez que se reía el resto del mundo no tiene más que hacer que escuchar esa melodía y yo ante ella me sentía sapo de otro pozo, me sentía sólo sapo en realidad, entre tanta dulzura y ternura yo sabía que no había forma de convertirme en príncipe, pues ella ya era un poco la reina de todas las cosas.
Cada mate cebado, cada escoba de quince, cada palabra, sólo por el hecho de haber sido por ella brindados al mundo, se convertían en reliquias inigualables.

21 vueltas dio la tierra alrededor del sol, justo estas últimas 21 son a las que me refiero, pues las otras no valieron tanto la pena, porque ella no gobernaba entonces la tierra y el resto del cosmos.

Mi vida

Un día me di cuenta de que iba a morir algún día: tenía 6 años. Pasé varias noches dándole vueltas al asunto, terriblemente triste y desilusionado. No entendía para que tanto problema, si al final todo se iba a ir a la mierda.
Después caí que todo lo que yo conocía o había visto eran sólo 6 años y seguramente viviría todo ese período unas 10 veces más al menos, y me pareció demasiado tiempo.
Por eso, desde entonces siempre pareció la vida demasiado larga y yo estaba contento por tener más o menos claro que pensaba que eran ella y la muerte siendo tan joven, y eso que no sabía nada del amor y ese tipo de cosas, que solían ser de alguna u otra manera, una muerte en vida, o si se quiere, una agonía eterna mucho más larga y profunda que la mera existencia.

martes, 10 de agosto de 2010

Cabeza de aguja

Sobre el blanco, rojo, sobre el rojo, verde, sobre el verde, marrón, sobre el marrón blanco y, sobre todo eso, Stalingrado.

Ojos

Era la excusa perfecta, me había preguntado: "De que color creés que son?" y yo entonces podía mirarlos directamente sin problema, prestarles la atención que nunca había podido dedicarles.
Llegué rápido a una conclusión, pero, por supuesto, me tomé varios segundos más hasta darle una respuesta, el tiempo suficiente como para no olvidarlos nunca más.

lunes, 9 de agosto de 2010

De este lado del río, una uruguaya

Seguramente algún poder ella tenía, para darse cuenta de decirme lo que necesitaba cuando lo necesitaba, y abrazarme cuando yo quería que me abrazase. De retarme cuando yo ya no daba más y arrastrarme a hacer mi práctica especial de Labo...la uru me cuidaba, y yo hacía todo lo posible para cuidarla a ella, si me salía.

Nadie podía merecer el Pabellón uno más que ella, nadie que yo conociese amaba más la física. Tenía esa pasión suya bastante responsabilidad de que yo estuviera también allá.

Amarillo

"Me da miedo bajar las escaleras del 2!"-Afirmó muy compungida. Sagan y yo no pudimos evitar reírnos, pero él la amaba, yo sólo la quería, por eso mientras yo todavía seguía con una risotada, el le dio un abrazo y un beso. Ahí me dio un poco de culpa y ternura, y yo también paré de reírme.

Newbies

Sagan es el primero al que le voy a poner un nombre. Tal vez porque él sigue siendo un tiempo presente en la historia. Cuando llegué a la facu el primer día, él me saludo con un pelo más corto del que yo recordaba y me dijo: "la uru está en el aula". Yo creía que teníamos Mate 1 en la 9 pero ellos ya tenían sus mochilas en la 3. No me quedo más que confiar en ellos, que llevaban ya un cuatrmestre cursando allá.
Entró un señor matemático al aula y se presento como Andruchow, si es que recuerdo bien su apellido. No lo volví a ver desde entonces, dado que al que nosotros buscábamos era Julián Fernández Bonder. Ella nos arrastró a la 8, pero claro, yo, a pesar de ser un colgado, tenía razón:
en aula 9 tendríamos una de las mejores cursadas de nuestras vidas. Pero antes, esa uruguaya tuvo que bancarse varios años de gastadas mías por su segura colgadez.

CBC

Él me dijo: "hay una sola a la que le presté atención, la fui a chamuyar a la salida". Yo sabía a quién se refería, había una sola mujer atractiva en el lugar. Lo que yo no había adivinado, es que, con el tiempo, dejaría de interesarme de esa forma, pues sería ella mucho más importante para mí.

Capullo

Un mate: cae

Llega: un beso.

Y las obvias historias de amor no tienen claro su lugar en el espacio-tiempo. No se sabe cuanto durarán, ni como serán. Es una historia más que después te voy a contar.

Vacaciones

Una vez caminé 7 km en la playa sólo con la esperanza de cruzarme con ella. Ya estaba loco entonces. En la arena se escribían las historias de mi vida, pero en los brazos de la mujer que amaba (o que yo creía amar) había dicha por otros brazos que no eran míos. Y a Valeria del Mar no volví nunca más.

Pero no pude evitar sonreír al verla con él: un amor como ese se veía pocas veces, tan colgados que iban, no me reconocieron, y me ahorraron la locura.

Fui una vez más, esta vez a la noche, al centro de Pinamar, esta vez sí me vieron. Y ella me dijo algo así como: "Yo te dije que nos podíamos llegar a cruzar". Me morí de vergüenza y dejé correr una o dos lágrimas. Desde entonces, evité volver a caer en esa obsesión sin sentido.

Aunque no sabía ya muy bien como, y en que forma la quería.

Big bang

Mirá vos, no sabía que nevaba en Bolagama. Sí, siempre nieva en Bolagama

Nada de nada

A lo mejor, el amor viene en un café que nunca tomé...a lo mejor. En una de esas descansa en la nuca de una avispa. May be. Tal vez se escurra entre los dedos de una niña simio. No sé. Tal vez se transpire cuando corro. Todo puede ser.

Será una flor? Será su miel?
Serán esas cosas que mueren conmigo cuando vos sos la que corrés?

Yo amo. En realidad no sé. Conjugo lo que venga porque mi alma dicta cualquier sensación en cualquier pretérito, presente o futuro. Amar es ser. Y ya estoy un poco cansado de todo eso.

Vení conmigo,
hace tuyo el aire que respiro.
Dejame vivir otro cachito.

O tapame la boca de una vez, Y llevate mi alma.

No se me ocurre alguien más que pueda darme un destino.

sábado, 7 de agosto de 2010

Cabeza muerta

¿alguien puede explicarme? No sé porque estoy tan loco. Nono. NO! NONNONO!

Será toda esta vida de desamores, sin un sólo amor?

Estoy así porque yo quiero? Grrr!

Si las cosas cambiasen, podría ser un poco menos infeliz, o seguiría así de idiota?

Necesito una atención que nadie puede darme. Por eso necesito mejorar lo suficiente como para que haya posibilidades de salir adelante algún día.

Es que el infierno está en mi cabeza, no where else. Imagínese ud. que convive conmigo sólo durante estas líneas y poco más. Lo que es siempre cargar con mi propia cabeza. Necesito un descanso de ella. Pero no hay forma, parece, de arrancarse el cerebro y ponerlo a flotar en algún líquido suave hasta que se enfríe y se tranquilice, y poder darle uso nuevamente.

Soy un plástico quemándose eternamente, y de mi cabeza sale el humito negro y no lo puedo apagar.
Veo el agua y no puedo llegar.

Y todo esto, sé que en realidad, nunca nadie lo entenderá.

21 y algo

Temer el fin. El problema de los momentos felices es que son efímeros. El autor sabe que lo son y se aferra al cuerpo de su amiga lo más que puede para recordar el abrazo cuando se vaya a dormir. Pero cuando abraza a la almohada esta no deja de ser una almohada, no, no es su amiga, ni pretende convertirse en ella. Entonces el autor se da cuenta de que es un idiota, porque al pensar en eso ya no puede disfrutar del abrazo y ya no es feliz en absoluto.
Ahora está triste por varias cosas: no haber disfrutado al máximo del momento, tener ganas de que vuelva el momento, y ser un pelotudo que los necesita como el oxígeno que se supone a veces aspira para poder ser un poco más feliz.
El autor escribe y escribe tratando de registrar cada una de sus histéricas sensaciones para ver si es posible que sea entendido por al menos una pequeña porción del resto de los bípedos omnívoros de poco pelo y mucha lengua que habitan en el geoide que orbita alrededor del sol, solverde mío. Se siente un poco mejor al hacer este plato de fideos y subirlo a la internete a su blaaag cursi y melancólico.
Pero a todo esto su amiga lo abrazaba y el señor autor sabía que él todo lo veía: la cabeza rajada en el cemento del patio de la casa de Valeria de su primo al jugar al fut, su obsesión adolescente iluminada tras las rejas de la prisión con ojos que le daban el tinte a su sol, un hombre fumando marihuana invisible, un león muerto en la nieve, y tantas otras cosas que pueden significar ver todo.
Su otra amiga se ríe sin parar. Una borrachera sin licor en la sangre pero muchas alucinaciones en la cabeza, un disparo de fantasía buscando la irrealidad de esa noche fría.
El autor tiene Alzheimer de abrazos: de alguna manera sabe lo que son pero se olvida cómo son. Y cuando escribe y piensa ahí sí puede sentir el calorcito y vivir de nuevo.
Cuando la otra ríe ya todo es perfecto. Si el autor no estuviera loco lo hubiera invadido toda la felicidad estúpida del mundo, de tanto reírse y abrazarse consigo mismo. El autor las quiere mucho, y sólo quiere ser feliz.

Una amiga, poco café, mucha azúcar.
Otra amiga, mucho café, cero azúcar.
Una no puede silbar.
Otra no lo soporta.

Una y otra están todavía peor que el autor, puesto que tienen la valentía de relacionarse con él a pesar de que se sabe, es un señor peligroso por su demencia.
Él no entiende nada. No entiende como no soporta un segundo su soledad, como la única manera de mantenerse contento es seguir escribiendo para que una me abrace y la otra se ría.
Por las dudas se lleva un lápiz a la camucha.

jueves, 5 de agosto de 2010

21

21 veces te quise.
21 veces te odié.

21 veces nací.
Muchas más moriré.

21 veces más...
yo así no quiero.

21 veces de soledad.
21 veces sin libertad.

21 veces más...
yo así no quiero.

21 veces Invierno,
21 sin vos.

21 hipócritas días
llenos de sonrisas frías.

21 veces más sin vos,
ya no deseo.

lunes, 2 de agosto de 2010

Otra vez lo mismo

A la noche, se necesita

Un abrazo

de alguien

a quien quieras

y que te quiera

y que quieras querer

y que quiera quererte.

Un estúpido abrazo antes de ir a dormir o morir, o lo que sea.

(escucho un blues por ahí)