Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Gestación

Un hombre borracho me detuvo, me miró fijamente, y cuando yo ya estaba algo atemorizado, exclamó con una sonrisa: "¡El principito!" y siguió con su conversación incoherente. Sólo era mi remera.

La gente entonces ya no era para mí ese río gris y continuo. Ahora había mutado en materia discreta, pues cada uno era una pelotita color cremita que se movía aleatoriamente, sin una ecuación matemática que los describiera de forma sencilla. Pero yo no distinguía del todo bordes y contrastes, o sí, aunque estos no llegaban a ser procesados en alguna parte del camino.

Me quedaba con verde, rojo y amarillo como sinónimo de semáforo. Negro brea: avenida Santa . Marrón de mi remera. Y otro negro, otro amarillo (dos muy distintos) llevando a una distinta (ni cremita, ni gris) hacia algún lugar. Un vos dentro de un taxi.

Y un sesenta color nada, y yo sobre los asientos rojos, durmiendo acostado, despertándome cerca de Garín bañado en líquido amniótico.

Una nueva vida ha comenzado.

Me pregunto cuántos Buenos Aires caben en nosotros dos.

viernes, 23 de septiembre de 2011

¿Campo complejo?

Rozando lo evidente, queda un último gajo por comer por ahí. Llegando a lo verdadero, (todo claro, todo sencillo) siempre proyectada, la misma idea ya es verdad.

Los uno son dos, y el dos es uno.

Curvas simples, cerradas, orientadas en sentido positivo.

Funciones diferenciables en todo punto. E integrables también, por qué no?

Todo armónico, todo holomorfo.

Todo sale tomando parte real o imaginaria.

Mandarina sin gajos. Muerte en unos granos de café.

Cauchy tiró la cáscara. Y sobre el banco que quedó vacío, se cagaron las palomas.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Ese horrible rosa

Temo emborrachar y perecer. Temo olvidar que existís: creerme, como ahora, que sos sólo una porción de fantasía, algo que inventé alguna vez.

Y verte de nuevo, y dejarte de ver, y volverte a ver. Estar o no estar con vos. Y siempre así, todo mi tiempo divido en dos. Partido en vos.

Y dormir y despertarme cada mañana (o mediodía en su defecto) para intentar reconstruir mi sueño. Sí, siempre con vos.

Es idiota y triste, sabés? No encuentro justeza en mis palabras. No puedo evitar caer en lo trivial, en lo rosa. No puedo fabricar (mierda, carajo, puta madre) una frase que te desarme y te deje rendida. Y vos simplemente siendo, me dejás así: flotando dulcemente.

Sencillamente, tu felicidad le da un sentido (uno de los más importantes) a mi existencia.

Decime viejo. Explicame mate. Tomame el pelo. Tentame para jugar al League of legends. Hacé conmigo lo que quieras.

Me quedé sin criterios para analizarte.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Vuelta de página

Del otro lado de la hoja, tu guía. Esa que buscábamos porque no te diste cuenta que en verdad estaba en tu mano.

En el primer parcial de mate 4, el primero sale con Cauchy-Riemann, el segundo con el criterio de convergencia de Cauchy, y el tercero con la fórmula integral de...Cauchy. Empiezo a sospechar cada vez más de la legitimidad de su autoría en tantos hallazgos.

Te abrazo con el brazo izquierdo, dos veces. Una porque me dijiste que era un viejo choto: ambos sentados, yo a tu derecha. (no sé si vos apoyás mi cabeza en mi hombro, o yo soy tan bruto que hasta ahí te arrastro). La segunda cuando después de que buscamos en todos lados, diste vuelta la hoja y viste que ahí estaba la guía: vos sentada, y yo de pie, paso mi brazo por debajo de tu mentón y de tu cuello, procurando evitar tocar las zonas incómodas, agarrándote el hombro derecho.

Queda el último ejercicio planteado...algo que ver tiene con Cauchy, no lo dudo.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Sujeto tácito

A veces, todo es perfecto (--- --).

viernes, 9 de septiembre de 2011

Vos

Desde un pedazo de plástico, pasando por la forma que toma la espuma de un vaso de cerveza, hasta algo tan obvio como una canción, hace que me pierda en vos. Carajo, odio sentir en forma de cliché.

Idas

La chica lleva siempre las mismas zapatillas. Les hace un doble nudo, como le dijo su papá cuando le enseño a atarse. Come gomitas de eucaliptus en el colectivo: las mastica repetitiva y mecanicamente, una adicción que nunca admitió. En el atardecer la luz le da de canto, y los ojos marrones se llenan de verde. Cuando se termina el paquete se encuentra ya cercana al lugar donde queda la parada, así que se arrastra torpemente hasta la puerta delantera (sale siempre por allí porque le gusta saludar al chofer) y desciende de un pequeño salto hasta el piso, tirando el envoltorio, vacío salvo por algunos granos de azúcar que habían quedado sueltos, al tacho más cercano. Pasa por ahí un muchacho, hacen como si nada, pero se toman de la mano (la izquierda de ella; la derecha de él) y se pierden de mi vista entre un montón de gente, mientras el bondi toma el camino equivocado.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Septiembre, otro Septiembre

A veces pienso en lo que te compone. Trato de figurarme de que manera puede ser posible que seas de la forma que sos. Imagino causas, casualidades, bifurcaciones de destinos que te han llevado hacía mí.

Mis ojos no son más que dos o tres, e intentan observarte de reojo, y a veces, captarte. Me dibujo todos los escenarios con lápiz y neuronas, y siempre resultás ser poseedora de todas las perfecciones.

Te quiero tomar con cucharita y cucurucho, pero otras veces quiero ser yo el helado.

Me despellejo frente a vos, te muestro mi carne y mi alma: una viva y la otra muerta.

En un cuarto kilo, saboreándonos los dos, y ya no pensar. No pensar. Dejar la complicación de los por qué. De los porque, también.

Derretirnos, hasta no distinguir un sabor, o mejor, paladearlos a todos.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Pelando (no precisamente margaritas)

Bajo ningún punto de vista pienso olvidarme del hecho de que te extraño.

No voy a adaptarme tan mansamente a mi nueva rutina de milanesas sin restos, de cafés de los ricos sin vos.

No quiero, no, sentir que tu persona se diluye en recuerdos y nostalgia de tiempos más felices.

Quiero renovar el contrato de amistad, con una cláusula para verte de vez en cuando.

Me piso la cola al intentar definirte, pues vos sólo sos vos, y no podés ser otra cosa.

Qué sexys esas tijeras!