Es de noche en Japón. Es Primavera en Argentina. Entre chilenas y gemidos de asombro, danzan con la bola los mismos de siempre. Es que es de noche y hace frío, y con dos puñales, la marioneta torpe (pero brillante) aniquila a toda la burguesía. Los juglares hacen deleitar a su público y el circo nunca cierra.
Es de noche y hace frío en Argentina. Pasan once años y sigue siendo la misma noche de Japón. O ya es de día, como aquel Noviembre del dos mil, el espectáculo se brinda al amanecer. Las marionetas y los juglares siguen mezclándose y yo rio.
Me había contado un uruguayo sobre esta sublime realización siendo yo aún un niño, y recién de adulto, con el doble de edad que en aquel entonces, pude verla en vivo. Gracias a la nostalgia de fin de año, Palermo le vuelve a meter dos goles al Madrid, y Riquelme...la pisa, la pisa, y la vuelve a pisar.
Televisor en off. Y el recuerdo, vuelve a ser fantasía.