Lo útil, lo eterno, lo sutil. Los labios, los dientes, los dedos. Una muerte un sábado por la tarde. Y un mate dulce, y los chicos que andan desnudos por ahí. La sombra bajo la parra, los mosquitos molestos y la pelota pinchada masticada por el perro en el jardín. Y todo se mueve entre polos opuestos: va desde una música suave hasta un dolor de entrañas. Un gato que en realidad es gata durmiendo y regalándose a ese sol, de la misma manera que se regalan, uno al otro, (y se regalarán siempre) ellos dos.
Es Verano, es una casa, es Escobar, es Villa Puyrredón.
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