Voy hacia el fuego como una mariposa y no rima que rime con vivir...
Mailén llegaba con remera punk de ¿bad religion?, muy grande pare ser de ella, muy chica como para que el chino, su dueño más probable. Estaba yo en Uruguay al 200, olvidándome de llevar la dirección exacta. La calle era tan horrible como ella me había jurado tantas veces. "Tenés que comprarte celular, avisé a Nico que llegaba tarde" me dijo. Subimos al departamento a esperar al resto de los chicos, que de a poco fueron llegando. El horario oficial era a las 2 pm. Como soy la última persona puntual del país (algo que detesto cada vez más) resulté ser el único que llegó a esa hora. Eran dos y veinte cuando llego Mai, y tres menos veinte cuando llegaron Nadia y Mariam. Recién a eso de las tres y cuarto llegó Nico, y casi a las cuatro, el chino.
...No se pare,
Se suponía que la caminata zombie empezaba a las tres, y yo único varón por un buen rato, observé a las mujeres en la extraña práctica del maquillaje. Mientras, busqué las gomitas que le había comprado a Nadia por su cumpleaños nunca festejado producto de su ruptura reciente con el anti (aunque en buena medida también se las había comprado justamente a causa de eso) Mailén aportó algunas más que tenía en el cajón del escritorio. Cuando esta altísima jugadora de basquet me dijo que se las dábamos por lástima le dije que sí sin ningún tipo de disimulo, pero le dí un abrazo, o mejor dicho estiré mucho los brazos, me puse en puntas de pie y ella se agachó. Con su pelo naranja, su metro ochenta y pico y su piel muy blanca, definitivamente era la más aterradora. A Mailén el pelo no se le despeinaba ni aunque lo intentase y Mariam tenía para si demasiada ternura como para imponer a alguien temor, pues le resultaba imposible contener la risa en cualquier situación. Yo quedé masomenos, justo me agarraron después que llegase Nico, que no quiso maquillarse, y el chino sólo los ojos.
No se mate,
Llegamos a las cinco menos diez, y los zombis recién se juntaban: había miles en paseo Lavalle. Caminamos muy lentamente entre la muchedumbre, gritando y aullando. Mariam de mi mano, Mai de la del chino. Las cuadras iban lentas, la espalda me dolía por la mochila y la cámara de fotos no estaba cargada y su batería se agotó muy rápidamente. Todo el tiempo nos perdíamos, pero siempre íbamos todos y nos juntabamos donde Nadia, distinguible desde casi cualquier lado.
En un momento la escuché hablando con Nico, medio alicaída por su separación por lo cual inmediatamente propuse un abrazo colectivo: la agarramos entre Nico, Mariam y yo, y detrás nuestro miraban Mai y el chino, que se habían quedado algo rezagados, a los que Na les reclamó que se sumen, y eso hicieron, desde luego. Nico entonces preguntó si sentía un poco mejor y ella asinitió.
Sólo es una forma más
Era curioso que Mariam y yo pudiésemos estar así delante de todos y besarnos sin demasiado prejuicio, sin demasiada lengua tampoco. Ya estábamos los zombis en el obelisco, adueñándonos de Buenos Aires. Ya eran las seis y pico pasadas y yo tenía (y quería más allá de estar contento de estar ahí) que ir a jugar al fútbol a Escobar. El chino, ante mi pedido de ayuda, me explicó como tomar un subte ante las burlas de Nico y las risas de Mariam, intercaladas con alguna indicación extra de Mai. Le di un pico a Mariam, con cierto dejo de culpa por no poder estar solos, y un beso al resto y me fui. Era tan sencillo como me habían dicho: subí en Tribunales y cerca de Plaza Italia también uno de esos que toca la guitarra. Llegando al estribillo me acordé de Nontué, de un mail que me había mandado hace como dos años en tiempos de crisis. Y por sobre todo a ella cantando esa canción, porque definitivamente su voz era mucho mejor que la del tipo. Nontué y unas de sus polleras Hipponas cantando contra la puerta del subte.
de demorarse.
Congreso de Tucumán. Le dí unas monedas en la gorra al tipo de la guitarra, salí al sol, pisé mierda y me subí al bondi rumbo a casa. El conductor me preguntó porque estaba pintado y le expliqué, se rió y me fui a sentar. Me dormí tarareando:
Voy hacia el fuego como una mariposa...