Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

martes, 21 de junio de 2011

Nada que ver con las heridas

Fallece internet en mi domicilio particular, y las inspiraciones quedan grabadas en cerebros y en hojas de caligrafia indescifrable. Oh, ¿qué sera de mí?

En mi casa real, sin embargo, está lleno de computadoras lentas y perezosas que no me dejan otra cosa más que hacer que utilizarlas solamente para escribir.

Me he quedado sin metáforas en mi bolsillo de caballero, y en las carteras de las damas encuentro los placebos de mi invierno sin bufandas. En este, su solsticio, en el labo de compus, encuentro tus ojos, que leen mucho mas rápido de lo que yo pienso, y no soy más que ese que busca, como todo aquel que escribe, un sentido de pertenencia con el que lo acompaña, una convergencia, una extraña empatía telequitica.

He decidido como todos los grandes nombres de la humanidad, ser valiente, pero todavía, no me he atrevido.

Suspiro por una Argentina, por "la" Argentina, con sus eternas turbulencias. Suspiro por una argentina, "la" argentina, con sus eternas turbulencias. Argentina y argentina, tan diferentes, y tan parecidas.

El amor se pierde, se diluye en un tal vez, el tal vez de tus labios de vodka.

Danza de mocos,
danza de saliva,
solsticio de Invierno.

No hay placebos para una argentina (¿Argentina?) resfriada.

miércoles, 15 de junio de 2011

Ruleros

Puta madre! Podríamos haber sido.

Podríamos haber sido labios, ojos, muertes, espejos, mares, sales, cuadernos, papeles, girasoles, caféses, mates, medialunas, chocolates, sonrisas, olvidos, horarios, rutinas, gatos, mascotas, besos, abrazos, perros, mentiras, discusiones, reconciliaciones, malos entendidos, sueños, esperanzas, saludos, mensajes, cartas, tijeras, música, museos, árboles, paisajes, novelas, pelotas, telgopor, celofan, goma espuma, cejas, orejas, lunares, dientes, abrigos, orgasmos, tobillos, rodillas, azules, verdes, amarillos, rojos, naranjas, rosas, alfajores, madrugadas, trasnoches, desencuentros, llaves, arandelas, sapos, historias, celos, correcaminos, ingleses, franceses, argentinos, revolucionarios, felices, tristes, solos, juntos, vos y yo.

Podríamos haber sido siempre dos: vos y yo.

domingo, 12 de junio de 2011

Amigos

Todo se mueve, todo se distorsiona: los días han vuelto a tener 24 horas.

No recuerdo haber bailado un cuarteto con vos, chocándonos (chocándome) a todos los que andaban cerca.

No recuerdo ese partido de fútbol, pero tomaste cientos de retratos y filmaciones para llevarlo a la posteridad.

No he dormido, no soñé. Nunca me desperté.

Tengo sueño, pero ya no puedo dormir, ni despertar. Un día más, un día verde, un día bizarro, donde todas las cosas terminan siempre en el mismo lugar.

Los soles y las otras estrellas, en tus ojos una vez más se reflejan, y son siempre iguales, como nunca antes.

Los suspiros, y tu aliento, y los abrazos. No para mí, claro.

El sitio donde habita mi alma, mi idea de las cosas, se queda con todas las cenizas, y del fuego no se vuelve más.

jueves, 9 de junio de 2011

Y un semiamargo por acá

Te supongo real, como algo que puede ser considerado verdadero. Creo en vos, a pesar de que me propuse, con toda lógica, no hacerlo. No sé mentirte: te tengo miedo, no sos tan fácil de llevar.

Te veo en pasillos alfombrados de césped, caminando de puntillas y con las manos dentro de las mangas del pulóver para sobrevivir al invierno.

Sos una divinidad de cordones desatados, de ojos mal pintados, de carácter oscilante y de risa fácil.

Sos todopoderosa, intocable e indestructible, tal vez por eso te tengo más miedo aún.

Del negro al verde. Del verde a la miel. Del grito sin voz.

Grito sin vos.

Inmortal, pero finita. Suave y soberbia. (Dos o tres obvias bellezas así).

Hace frío. Cuidate. A veces me pierdo en el lugar donde todo es rosa. A veces soy alfiler, y otras veces globo.

Sigamos jugando...sigamos haciendo de cuenta que no nos conocemos.

martes, 7 de junio de 2011

domingo, 5 de junio de 2011

Los barriletes cósmicos de N dimensiones

Imaginarte afónica. Tu chico moviéndose torpe, pero bravamente, al compás de un ritmo repetitivo.

Sentirte feliz. Tu sonrisa la extrapolo, y llega hasta mí: en mi mente un viejo viejito hablándote de sus aventuras de porteño eterno.

Una familia. Tener dos familias, y enamorarse. Un amor como el que ustedes tienen no cabe en un tres ambientes, ni un salón de fiestas. Se necesitarían varios Buenos Aires para llenar, y explicar, con todas las metáforas posibles, las razones de la grandeza, de la belleza de su mutuo y tan inevitable cariño.

No puedo evitar, ya que saqué el tema de lo inevitable, quererlos como los quiero. Fluyen sin más, arrastrados por un montón de cósmicos e ilusos, que los siguen sin poder develar el secreto de todo lo que los rodea.

Sólo fluyen, por donde sea.

Te quiero porque, aunque finjas, tenés ese costado sensible y profundo que todo lo toca, para dejarlo siempre flotando.

Te quiero porque mentís en una anécdota, y de tanta humildad, a diferencia del resto, mentís para conseguir salir mal parado.

Inspiración de todas las cosas. Hoy no traje palabras, ni artilugios, ni sutileza alguna, para estar algo más cerca de lo que ustedes extraños conocidos, merecen.

Aunque, si ustedes me lo permiten, me quedo con todos los recuerdos.