Me puse a pensar un rato, y me di cuenta que soy un planeta que gira alrededor de un sistema estelar binario. Dos estrellas, sí. Sin ellas no podría no habría vida en mí: sin la estrella más grande no existiría la más chiquita, unida a la otra por un canal de luz. Yo admiro sobre todo a la más grande, la aceleración gravitatoria que ella produce sobre mí es la que me hace orbitar, pero la verdad es que también me fascina la desprolija belleza de la más chiquita, le aporta un tono violáceo a mi superficie, un tono de hermosura propio de un sueño, y por eso es que dependo de ambas.
Ningún satélite gira a mi alrededor, aunque últimamente me vienen chocando varios asteroides y cometas, y casi no se ven otras estrellas en mi cielo, ya que el mismo suele estar nublado. Pero cuando esto no sucede, la vista de mis habitantes es tan profunda, que pueden ver a simple vista no sólo otras estrellas, sino también galaxias vecinas y algunos de sus otros planetas, girando alrededor de alguna(s) estrella(s) en alguna órbita lejana, en algún delirio febril de un navegante en los mares de mí mismo...o en los tuyos.
Ningún satélite gira a mi alrededor, aunque últimamente me vienen chocando varios asteroides y cometas, y casi no se ven otras estrellas en mi cielo, ya que el mismo suele estar nublado. Pero cuando esto no sucede, la vista de mis habitantes es tan profunda, que pueden ver a simple vista no sólo otras estrellas, sino también galaxias vecinas y algunos de sus otros planetas, girando alrededor de alguna(s) estrella(s) en alguna órbita lejana, en algún delirio febril de un navegante en los mares de mí mismo...o en los tuyos.