Creo que tenía yo unos 12 o 13 años cuando la conocí: eran las únicas olimpíadas de mate de las que participé (siendo yo un fracaso absoluto) pero ahí estaba ella, yo sólo sabía que era una chica muy inteligente, y apenas si nos debemos haber saludado.
Pasaron dos o tres años hasta que la volví a ver, y otro tiempo más cuando la comencé a querer, cada día que la volvía a ver creía que el mundo podía ser un lugar mejor, más armónico y feliz.
Cada vez que se reía el resto del mundo no tiene más que hacer que escuchar esa melodía y yo ante ella me sentía sapo de otro pozo, me sentía sólo sapo en realidad, entre tanta dulzura y ternura yo sabía que no había forma de convertirme en príncipe, pues ella ya era un poco la reina de todas las cosas.
Cada mate cebado, cada escoba de quince, cada palabra, sólo por el hecho de haber sido por ella brindados al mundo, se convertían en reliquias inigualables.
21 vueltas dio la tierra alrededor del sol, justo estas últimas 21 son a las que me refiero, pues las otras no valieron tanto la pena, porque ella no gobernaba entonces la tierra y el resto del cosmos.
Pasaron dos o tres años hasta que la volví a ver, y otro tiempo más cuando la comencé a querer, cada día que la volvía a ver creía que el mundo podía ser un lugar mejor, más armónico y feliz.
Cada vez que se reía el resto del mundo no tiene más que hacer que escuchar esa melodía y yo ante ella me sentía sapo de otro pozo, me sentía sólo sapo en realidad, entre tanta dulzura y ternura yo sabía que no había forma de convertirme en príncipe, pues ella ya era un poco la reina de todas las cosas.
Cada mate cebado, cada escoba de quince, cada palabra, sólo por el hecho de haber sido por ella brindados al mundo, se convertían en reliquias inigualables.
21 vueltas dio la tierra alrededor del sol, justo estas últimas 21 son a las que me refiero, pues las otras no valieron tanto la pena, porque ella no gobernaba entonces la tierra y el resto del cosmos.
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