Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

lunes, 9 de agosto de 2010

De este lado del río, una uruguaya

Seguramente algún poder ella tenía, para darse cuenta de decirme lo que necesitaba cuando lo necesitaba, y abrazarme cuando yo quería que me abrazase. De retarme cuando yo ya no daba más y arrastrarme a hacer mi práctica especial de Labo...la uru me cuidaba, y yo hacía todo lo posible para cuidarla a ella, si me salía.

Nadie podía merecer el Pabellón uno más que ella, nadie que yo conociese amaba más la física. Tenía esa pasión suya bastante responsabilidad de que yo estuviera también allá.

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