La muerte era tan linda y yo estaba en el túnel, sí. La luz me atraía de manera que fuese una señal inequívoca de lo que había al final del pasillo.
Pero cuando fui, ahí había una puerta, y la muy puta era giratoria: a mí esas puertas me marean. Por eso, después de un par de vueltas, salí y dime cuenta de que había salido de la luz y del pasillo.
Y existía ahora una nueva luz que no era blanca: era un poco verde, otro poco naranja, y bastante amarilla.
Sea feliz, no un idiota!
Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
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