"Me da miedo bajar las escaleras del 2!"-Afirmó muy compungida. Sagan y yo no pudimos evitar reírnos, pero él la amaba, yo sólo la quería, por eso mientras yo todavía seguía con una risotada, el le dio un abrazo y un beso. Ahí me dio un poco de culpa y ternura, y yo también paré de reírme.
Sea feliz, no un idiota!
Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario