Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

martes, 31 de agosto de 2010

Rutina de estudio


La quiero un montón. A veces camina despacito, como pensando, y casi siempre mete las manos por debajo de las mangas y ellas no se ven. Cuando salen, estas se toman de él, el lugar donde pertenecen. De vez en cuando, de la nada, ella le da un beso en la mejilla y sigue tomando apuntes en clase. Cuando habla, dice lo que tiene que decir, con frialdad lógica, y curiosamente, también con pasión. Nadie parece tener más claro lo que quiere y puede, salvo cuando le da hambre a la tarde, y toda su incertidumbre, toda, florece en el quiosco.
En general, esta se va de inmediato. No tiene tiempo para estupideces. Pero cuando quiere y tiene tiempo, se ríe o genera alguna. No tiene problemas en retar a nadie, muchas veces a él, claro, que simplemente ríe.
Todo es muy típico: ayer por ejemplo, había un viento molesto que carcomía los huesos, y yo vi como entre pelos revueltos, él la tomó un segundo y la besó en la cabeza. Los quiero un montón.

Yo voy allá, sabiondo de que no hay amores perfectos, y que estos están plagados de turbulencias, pero de vez en cuando, en esos instantes, parecen acercarse asintóticamente al amor mágico que no existe, ( pues esta fuera de nuestro dominio) esa divergente locura.

Los semáforos nunca dan celeste, pero cuando sagan pregunta, con toda su paranoia, "porque me mirás?" y la uruguaya responde sin inconvenientes, con una pequeña sonrisa y con incontenible sineceridad, sin una gota de rubor: "Porque sos una persona muy linda" yo no tengo más que hacer una reverencia ante tanta hermosura.

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