Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

martes, 12 de julio de 2011

Dos por cuatro

Con tus ojos tristes dibujabas las sombras de la pared, y con tu sonrisa que todo lo comprendía iban cayendo una a una. Si habré contado las rayas de tu remera, y cada una de las cadenitas que se iban arrancando con una premura insoportable. El disco rayadísimo sonando una vez más, los terrones de azúcar muertos todos en tus dientes, se sumaban a todos los rubores de todas las vergüenzas en cachetes morados, y todas las ondas de tu pelo iban y venían, oscilando en resonancia, haciendo estallar a pedazos los soles que ya no nos miraban. Y si venía un beso había otro, y si corríamos descalzos porque nos ardía el suelo de abajo y nos encantaba, y si, y si.

Parabas. Una vez más te habías adueñado de todo.

Algún perro ladraba, y mientras amanecía, o atardecía, yo ya no sé, era otoño, invierno, primavera, verano, unos mates, unos churros y la telenovela, con esa señora que nos puteaba desde la ventana de enfrente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario