Tocás la puerta y guardás, guardás en tu bolsillo,
un dulce alfajor.
Abrís la puerta y me abrazás, me abrazás,
a mí.
Se van dos campanas con el mismo reloj.
Sin parámetro, sin neuronas, la nostalgia queda en un papel de aluminio.
Nos comió a los dos, nos comió los tiempos,
ese puto alfajor.
Sincronizados íbamos caminando de la mano,
y nada quedó.
Dos campanas sonaron, y murió,
murió nuestro reloj.
Un Águila o Cachafáz; un Rolex o mistral,
ya lo mismo da.
Me quedé estúpido, sin tiempo y sin,
sin alfajor.
Me quedé sólo con agujas muertas.
Vos y yo, yo y vos. Vos. Yo. Vos.
Medio alfajor para cada uno, y todo el tiempo,
de nosotros dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario