Todos los filos de todas las navajas del mundo son llamadas clamorosamente por el río interminable que corre en las venas de mi brazo izquierdo. Gime y ruega por su eterna libertad para irse al lugar que le corresponde.
Si el filo está bien y si se escucha atentamente el reclamo, tal vez la compasión haga que me desangre de una buena vez, y entonces veré mi vida yéndose en rojo, siendo feliz para siempre.
ni se te ocurra
ResponderEliminarJaja, no voy a hacer nada, che.
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