Los Viernes están cargados de poesía disimulada: se esconde en una discusión intrascendente para todos los seres vivos que no participan de ella, ni la comprenden. Se esfuma en una búsqueda de alguna información aún no descifrada, de un mensaje que no se dice en voz alta porque es fácil en realidad entender su significado. De mil ocurrencias de las cuales no quedará nunca registro alguno aunque se sepa que en realidad sí existe en los anales de la memoria.
Pero no siempre. Hay millones de simbolismos tontos. Ya sabés cuales: boletos y más boletos para viajar a la verdadera ciudad luz-oscuridad, la ventana que permite que se transmita la onda de luz, y la cara de una nena que se encuentra detrás de ella que refleja una parte para que yo pueda verla, dentro de un 152, a la que le saco la lengua, para que se quede mirando asustada hasta que el señor colectivo decide rodar para que yo tenga la satisfacción de saber que casi seguro muera antes de volver a verla, y así con cada uno de las personas que giran por el gris del mundo real. Y mucho más claro, sorpresas que en realidad no significan mucho, si es que no significa mucho ir conociéndonos un poco más en cada una de esas aventuras, en cada una de esas historias desparramadas por que sí, y no sé porque, a pesar de estar ahí todos los días, la poesía deja que yo la vea sólo en el quinto, como ya te dije al principio porque adoro volver siempre sobre lo mismo. Será que es el último día de la semana, o que por algún otro motivo, como el hecho de que me gusta más la V que la B, y que cualquier otra letra (Me acavo de dar cuenta de esto). Esa letra que era (y es) la tristeza de la Maga (si mal no recuerdo) y el color de un sueño que tuve alguna vez y que ahora tamvién recuerdo. Ver y volar, claro, es la esencia de todas las cosas.
¿En que estava? En algún divague que me llevó a escrivir todo con v en vez de b. ¿y qué más?
Ah sí, cuando el día se termina (en general a eso de las 4 pm) me quedo pensando en todo esto y la verdad, aunque usted no crea (si ahora te trato de usted, que más da) se me ocurren unas cuantas ideas geniales, pero en el sopor asqueroso del 60 se van apagando en forma de siesta, hasta que mis dedos llegan un par de horas después hasta acá. Pero en realidad, como ya es un día diferente a las 8 pm, y siempre ando medio sonámbulo, no sé si todo fue un sueño más, o si simplemente mi memoria se atrofia cuando ya no estamos más vajo la luz.
Una b quedó en sonámbulo parece, qué raro.
Pero no siempre. Hay millones de simbolismos tontos. Ya sabés cuales: boletos y más boletos para viajar a la verdadera ciudad luz-oscuridad, la ventana que permite que se transmita la onda de luz, y la cara de una nena que se encuentra detrás de ella que refleja una parte para que yo pueda verla, dentro de un 152, a la que le saco la lengua, para que se quede mirando asustada hasta que el señor colectivo decide rodar para que yo tenga la satisfacción de saber que casi seguro muera antes de volver a verla, y así con cada uno de las personas que giran por el gris del mundo real. Y mucho más claro, sorpresas que en realidad no significan mucho, si es que no significa mucho ir conociéndonos un poco más en cada una de esas aventuras, en cada una de esas historias desparramadas por que sí, y no sé porque, a pesar de estar ahí todos los días, la poesía deja que yo la vea sólo en el quinto, como ya te dije al principio porque adoro volver siempre sobre lo mismo. Será que es el último día de la semana, o que por algún otro motivo, como el hecho de que me gusta más la V que la B, y que cualquier otra letra (Me acavo de dar cuenta de esto). Esa letra que era (y es) la tristeza de la Maga (si mal no recuerdo) y el color de un sueño que tuve alguna vez y que ahora tamvién recuerdo. Ver y volar, claro, es la esencia de todas las cosas.
¿En que estava? En algún divague que me llevó a escrivir todo con v en vez de b. ¿y qué más?
Ah sí, cuando el día se termina (en general a eso de las 4 pm) me quedo pensando en todo esto y la verdad, aunque usted no crea (si ahora te trato de usted, que más da) se me ocurren unas cuantas ideas geniales, pero en el sopor asqueroso del 60 se van apagando en forma de siesta, hasta que mis dedos llegan un par de horas después hasta acá. Pero en realidad, como ya es un día diferente a las 8 pm, y siempre ando medio sonámbulo, no sé si todo fue un sueño más, o si simplemente mi memoria se atrofia cuando ya no estamos más vajo la luz.
Una b quedó en sonámbulo parece, qué raro.
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