Somos siempre vos y yo, girando alrededor de la misma plaza situada en algún lugar de la zona norte. Eso es la vida. Nada más. Es esto, y todo lo demás.
Las historias nunca terminan, nunca empiezan, la vida y la historia es una sola...una sola sucesión de vidas, cuentitos, y tesoros que vienen de algún lado, esas porquerías sí parecen tener principios y fines. Entonces todo lo que yo sé, y todo los que vos sabés, se confluye acá, desde recordar que comiste al mediodía hasta el nombre del dueño de los ojos que te gustan tanto y yo sé que no me vas a decir.
Vos y yo, un big bang en cada esquina, cenizas en cada banquito de la plaza. Todo lo que viene y lo que vendrá. No entiendo muy bien si es que dividimos nuestra vida y la historia, en pequeños cuentitos o historietitas sólo porque nuestra memoria es limitada, o si es como escuché una vez: que simplemente las integramos a todas ellas para creer que forman parte de un todo para sentirnos un poco más ordenados. O vaya uno a saber.
Siempre que pienso termino en lo mismo. Vos y yo, en la plaza, tu sonrisa de maga y mi estupidez adolescente pisando las baldosas flojas salpicándome de agua. Algún día te fuiste, pero yo seguía ahí, y desde entonces no entendí nada, pues el universo y todo su volumen (temporal y espacial) siempre había entrado lo más bien en esas vueltas, pero siempre y cuando vos me acompañaras en el giro.
Las historias nunca terminan, nunca empiezan, la vida y la historia es una sola...una sola sucesión de vidas, cuentitos, y tesoros que vienen de algún lado, esas porquerías sí parecen tener principios y fines. Entonces todo lo que yo sé, y todo los que vos sabés, se confluye acá, desde recordar que comiste al mediodía hasta el nombre del dueño de los ojos que te gustan tanto y yo sé que no me vas a decir.
Vos y yo, un big bang en cada esquina, cenizas en cada banquito de la plaza. Todo lo que viene y lo que vendrá. No entiendo muy bien si es que dividimos nuestra vida y la historia, en pequeños cuentitos o historietitas sólo porque nuestra memoria es limitada, o si es como escuché una vez: que simplemente las integramos a todas ellas para creer que forman parte de un todo para sentirnos un poco más ordenados. O vaya uno a saber.
Siempre que pienso termino en lo mismo. Vos y yo, en la plaza, tu sonrisa de maga y mi estupidez adolescente pisando las baldosas flojas salpicándome de agua. Algún día te fuiste, pero yo seguía ahí, y desde entonces no entendí nada, pues el universo y todo su volumen (temporal y espacial) siempre había entrado lo más bien en esas vueltas, pero siempre y cuando vos me acompañaras en el giro.
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