Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

lunes, 21 de junio de 2010

Ah, tus inviernos!

Somos siempre vos y yo, girando alrededor de la misma plaza situada en algún lugar de la zona norte. Eso es la vida. Nada más. Es esto, y todo lo demás.
Las historias nunca terminan, nunca empiezan, la vida y la historia es una sola...una sola sucesión de vidas, cuentitos, y tesoros que vienen de algún lado, esas porquerías sí parecen tener principios y fines. Entonces todo lo que yo sé, y todo los que vos sabés, se confluye acá, desde recordar que comiste al mediodía hasta el nombre del dueño de los ojos que te gustan tanto y yo sé que no me vas a decir.
Vos y yo, un big bang en cada esquina, cenizas en cada banquito de la plaza. Todo lo que viene y lo que vendrá. No entiendo muy bien si es que dividimos nuestra vida y la historia, en pequeños cuentitos o historietitas sólo porque nuestra memoria es limitada, o si es como escuché una vez: que simplemente las integramos a todas ellas para creer que forman parte de un todo para sentirnos un poco más ordenados. O vaya uno a saber.
Siempre que pienso termino en lo mismo. Vos y yo, en la plaza, tu sonrisa de maga y mi estupidez adolescente pisando las baldosas flojas salpicándome de agua. Algún día te fuiste, pero yo seguía ahí, y desde entonces no entendí nada, pues el universo y todo su volumen (temporal y espacial) siempre había entrado lo más bien en esas vueltas, pero siempre y cuando vos me acompañaras en el giro.

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