Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

sábado, 26 de junio de 2010

La muerte del señor optimismo

Comprendo verdades terribles,
irremediables e irreparables cada día,
y sólo sé improvisar una sonrisa triste.

Todo lo malo queda igual,
y lo bueno nunca fue,
o bien nunca será.

Pues mis tan pensados (y escritos) deseos son los imposibles. Lo alcanzable, es más bien, insuficiente.
Los problemas se acumulan, y se mezclan (ya no se cual es cual, tal vez sean el mismo a esta altura)

Son unos dientes que queman,
unas palabras que me matan,
ese abrazo que no es,
y el filo de tu alma.

Son todas esas cosas,
(las que conforman mi vida)
las que arrasan mis esperanzas.

Soy ese muerto-vivo,
nunca protagonista,
a lo sumo testigo,
de lo que alcanza mi vista.

Me despido, me despido,
un pequeño hasta luego,
con adiós a ti amigo mío.

Que se rompa la jaula,
que estallen las alas.
Quisieran mis ojos,
no decirte nada.

Quisiera no volver a desear, ni hablar, ni a sentir, nada a nadie nunca más.

Son las verdades de las risas huecas, y los ríos de llanto, de risas amargas.

Hasta nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario