Nadie me dijo, señor: los amores tienen fecha de vencimiento, y encima otras veces vienen mezclados con esa puta incertidumbre de saber que la única respuesta, es que no la hay.
Aún así, no sé si hubiese tenido el cuidado necesario.
Sea feliz, no un idiota!
Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
viernes, 26 de noviembre de 2010
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