La poesía no se escribe en prosa. La poesía no se escribe en verso.
Vamos a ser más claros: la poesía no se escribe en absoluto. No se puede escribir sobre la esquina de una, de una sonrisa, o "su" sonrisa. De un sueño infinito, de todas tus neuronas, de toda tu alma. No se puede morir tan fácil, es como correr descalzo hacia ningún lado. Es patético pretender que las palabras tengan altura, significancia, o belleza suficiente como para describir tu vida, tu existencia, y tu ser. Sería hipócrita intentarlo, propio de un romántico obsesivo, de un imbécil enamorado. Para que decir como me mirás con tus ojos, qué sentido tiene buscar en el diccionario de metáforas algo que responda a ellos, desde esas venitas rojas que se hinchan con el sueño y la locura, hasta lo más evidente de sus pupilas. Me gustaría poder hablar de faroles que prenden y apagan, de perritos, y de frases tontas, hermosamente huecas. De noches de sueños y desvaríos, de destinos intercalados, de manos achicharradas, y un pedazo de pulmón sobre la mesa de la cocina.
Es que yo necesito para cada lunar de tu cuerpo, un poema entero, y ni así llego! Sabés muy bien que por el hecho de ser tuyos, como dije, son indescriptibles. Yo creía que se podía, es más, suponía que era eso, la posibilidad de alcanzarlo todo con cualquier recurso literario imaginable, pero no, si la poesía es lo más maravilloso que pueda existir, vos tenés que ser ella.
Es impotencia pura, una torpe ironía, usar una y otra vez las palabras, sabiendo que estas no alcanzan para describirte. Es así, cualquier cosa que yo diga sobre vos, es en sí, un acto de injusticia.
Sí, eso debería pasarle al hombre: primero habló, cuando no le fue suficiente, escribió, y ahora que estás vos, habrá que dar un nuevo salto en la escala expresiva. Igual, sabemos que no va alcanzar.
Vamos a ser más claros: la poesía no se escribe en absoluto. No se puede escribir sobre la esquina de una, de una sonrisa, o "su" sonrisa. De un sueño infinito, de todas tus neuronas, de toda tu alma. No se puede morir tan fácil, es como correr descalzo hacia ningún lado. Es patético pretender que las palabras tengan altura, significancia, o belleza suficiente como para describir tu vida, tu existencia, y tu ser. Sería hipócrita intentarlo, propio de un romántico obsesivo, de un imbécil enamorado. Para que decir como me mirás con tus ojos, qué sentido tiene buscar en el diccionario de metáforas algo que responda a ellos, desde esas venitas rojas que se hinchan con el sueño y la locura, hasta lo más evidente de sus pupilas. Me gustaría poder hablar de faroles que prenden y apagan, de perritos, y de frases tontas, hermosamente huecas. De noches de sueños y desvaríos, de destinos intercalados, de manos achicharradas, y un pedazo de pulmón sobre la mesa de la cocina.
Es que yo necesito para cada lunar de tu cuerpo, un poema entero, y ni así llego! Sabés muy bien que por el hecho de ser tuyos, como dije, son indescriptibles. Yo creía que se podía, es más, suponía que era eso, la posibilidad de alcanzarlo todo con cualquier recurso literario imaginable, pero no, si la poesía es lo más maravilloso que pueda existir, vos tenés que ser ella.
Es impotencia pura, una torpe ironía, usar una y otra vez las palabras, sabiendo que estas no alcanzan para describirte. Es así, cualquier cosa que yo diga sobre vos, es en sí, un acto de injusticia.
Sí, eso debería pasarle al hombre: primero habló, cuando no le fue suficiente, escribió, y ahora que estás vos, habrá que dar un nuevo salto en la escala expresiva. Igual, sabemos que no va alcanzar.
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