Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Colores

La caja de crayones está gastada. Se va muriendo la metáfora. Sólo quedan en el set blancos, negros y grises que no tengo interés en usar. Los colores son tan difusos, tan confusos, tan alegres, pero a la vez, tan melancólicos. Es que uno siempre termina tomando los mismos, los que más le gustan hasta que se terminan, y ya está, no se puede conseguir que el naranja de mi caja sea igual al de la tuya. Que el verde de una nueva reemplace el mío. Es mío y de nadie más, como la flor que domó a un tal príncipe. Son mis colores iguales tal vez a los tuyos, pero totalmente distintos, queda claro eso. Sé que si dejo de usarlos un ratito se regeneran, y si pasa demasiado se decoloran. Pero es necesario gastar crayones para seguir dibujando. Mientras espero que un nuevo color aparezca en mi alma, y que haga brillar mis ojos. La muerte es incolora, y se dibuja al tiempo que se terminan los colores, algo que parece imposible, pero que a veces sucede. Así surgen pensamientos cortados e improvisados en la noche. Todo es intenso a esta hora: los colores y la muerte; la luz y la oscuridad. Andá a saber cuál es mejor. Colores, y nada más. Muerte y lo demás. Bocetos inentendibles que surcan los caminos de la lógica. Bebo el té de arco iris y me voy a dormir...pensaré un rato más en mi almohada, sobre felicidad, muerte, tristeza, vidas y otras cosas. Alguien tiene que hacerlo.


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