Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

jueves, 21 de abril de 2011

Las pequeñas aventuras de uno de mis yo

Correr. Correr y saltar es lo más cercano a volar. Arrasado por varios fernets a cuestas y ese cruel escote que pronunciaba los senos que emitían un argumento ya totalmente irrefutable, yo me dejé llevar, y sin más, desplegué mis cuádriceps y gemelos del suelo, una y otra vez, para no volver más, en plena Avenida Santa , casi desierta un Jueves "Santo" por la madrugada.

Desconozco la razón por la cuál yo quería volar. O tal vez no. Pero lo cierto, es que, tras varias cuadras paré, y volví, consciente de que debía llegar a casa, y en eso me arrebató un insensato nuevo impulso de comprar cigarrillos, que me parecen abominables, pero quién sabe. Al fin de cuentas, allí había un kiosco 24 hs. abierto:

-¿Tenés cigarrillos?
-Sí, obvio. (pequeña sonrisa)
-¿Qué marcas?
-(risa) Todas!

Podía recordar sólo una, así que pedí unos malboro y un encendedor. Me fumé dos seguidos en un par de cuadras antes de que llegue el bondi y casi me desmayo, pero al menos, ya no tenía ganas de correr, y hasta en un gesto de altruismo, le regalé uno a un pelado que pasó por ahí pidiéndome.

Llegado a Escobar, se me pasaron las ganas de vomitar, pero caminé más de una hora, compreé boletos de 60 para la semana que viene, y le puse perfume a toda mi ropa apenas llegué a casa, y tiré el paquete casi lleno con encendedor y todo por ahí.

Me levanté y mi vieja y dijo que la ropa olía sorprendentemente bien. Curiosamente, muchas otras veces, al estar en ambientes cerrados, se me impregnaba el olor a faso y ella pensaba cualquier cosa, en fin.

Tengo la voz un poco como el coco Basile, y una alegría enorme de haber abandonado rápidamente mi adicción al cigarrillo, y suena Jefferson Airplane por toda la casa.

Y mujer, tu Otoño está en todas las cosas.

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