Ya no sos más que un "me gusta" en mi pantalla. Tu luz atraviesa la fibra óptica y llega hasta a mí en letras y más letras. No hablo de unicornios perdidos ni de pesadillas no resueltas. Hablamos de los que vienen y que van. De los que solían ser.
Los abrazos son imágenes que se recrean en mi mente, como algo que alguna vez se hizo entre nosotros. Se que suceden pero no los puedo experimentar.
Querer es gratis, pero igual todos somos amarretes en eso.
Recuerdo tu aurora de crayones. Tus estrellas de tiza cibernética.
Criaturas místicas horrendas (y de las otras) colapsan siempre en el mismo agujero, y el conejo sale del otro lado.
Un amor de nada, porque no existe, porque son letras en mi pantalla, y no siento tus abrazos ni tu querer, y entonces todo eso es la ilusión de mi ser.
Mas sé que al fin de cuentas, cualquier mutuo sentimiento, es una mutua mentira que hemos generado, y es así que cada beso, cada abrazo, real, o virtual, es en el fondo inexistente.
No peno, ni lloro, ni me dejo morir tranquilamente.
Cierro todo y me miento, porque mucho valen las mentiras, y al fin de cuentas, ciertamente quererte no es un espejismo intrascendente.
Primero hay que jugar, para poder hablar en serio.
Te toca.
Los abrazos son imágenes que se recrean en mi mente, como algo que alguna vez se hizo entre nosotros. Se que suceden pero no los puedo experimentar.
Querer es gratis, pero igual todos somos amarretes en eso.
Recuerdo tu aurora de crayones. Tus estrellas de tiza cibernética.
Criaturas místicas horrendas (y de las otras) colapsan siempre en el mismo agujero, y el conejo sale del otro lado.
Un amor de nada, porque no existe, porque son letras en mi pantalla, y no siento tus abrazos ni tu querer, y entonces todo eso es la ilusión de mi ser.
Mas sé que al fin de cuentas, cualquier mutuo sentimiento, es una mutua mentira que hemos generado, y es así que cada beso, cada abrazo, real, o virtual, es en el fondo inexistente.
No peno, ni lloro, ni me dejo morir tranquilamente.
Cierro todo y me miento, porque mucho valen las mentiras, y al fin de cuentas, ciertamente quererte no es un espejismo intrascendente.
Primero hay que jugar, para poder hablar en serio.
Te toca.
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