El calor mueve al mundo...no hay más que mirar un poco hacia afuera para ver una vez más la simplicidad con la que desarrolla la vida, y yo no he de ser la excepción: si se pudiera morir tirado en el césped masticando un pastito en la boca y dormirse hasta que en el delirio febril y deshidratado junto con el sudor asqueroso, y mosquitos, bichos y muchas criaturas que hacen ruido, junto con el viento ahogado que no conoce otro lugar dónde resfrescarse salvo en las hojas de los robles...yo sería bastante feliz. No muy, pero algo. Enero al mediodía para quemarme las pestañas, su fuego y el humo que sube haciendo nubes que lloverán luego para caer en mi lengua y yo escupir las cenizas que quedaron de las noches gélidas de los ceros absolutos. Bienvenidos, señores comerciantes del tiempo, permítanme limpiarles su sucia cara con un poco de aguarrás, mientras anochece, e invitarlos a una cerveza, un teg, y hablar hasta que la tierra se confunda y haga que el sol permita ver su reflejo en mis ojos.
Sea feliz, no un idiota!
Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
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