Tu imagen se refleja en los espejos de mis visiones: esquiva, ilusa e imposible. Tan idealista como todo lo demás. Tal vez por eso sea tan imposible, tal vez no. Si los sueños fueran palpables...
Si me matás ahora y bebés mi sangre azucarada, desatarás la fiesta de mi subconsciente extraviado, que revelará sus más hondas realidades. De ahí, mis múltiples personalidades manifestarán (en forma de palabras, papel picado de colores, botellas de cerveza rotas, sonrisas de sinsabores mañaneros y las otras lindas de madrugada) todas estas dimensiones paralelas que ya mencioné, y entonces sólo así, los espejos se harán añicos y esos pedazos serán los que aplastaré dentro de mi puño cerrado, y de esa manera habré mezclado mis visiones, mis sueños, y tu imagen con mi sangre dulce que no coagulará jamás.
Siempre y cuando me quites la vida antes, obviamente.
Sea feliz, no un idiota!
Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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