Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

martes, 12 de marzo de 2019

Viajes

A veces salgo de mí.
Huyo tratando de abrir puertas que nunca estuvieron abiertas.
Salgo de mí y temo nunca más volver.
Me hundo en la arena que me abraza.
Cuando ya no me queda aire me desentierro; me doy vuelta y me miro.

Y cuando me miro....

Salgo de mí para correr y mirar todas las vidrieras.
Siempre hago todo lo que tengo al alcance para poder entrar a los negocios cerrados.
Cuento las monedas y pierdo los billetes, mientras me olvido de mirar para el costado.
Y cuando miro de nuevo las vidrieras, miro mi reflejo y me miro.
Me miro.

Salgo de mí a morir por ninguna causa,
mientras lo que queda de mí se queda viviendo adentro de la casa.
Salgo de mi a navegar ríos infinitos,
hasta que llego a olvidarme de mí.
De mí.

Salgo de mí hasta olvidarme a dónde voy,
Y salgo para olvidarme de volver.
Y salgo para olvidarme de volver a mirarme.
Porque cuando me miro...

Y tomo todos los trenes que se rompen por si acaso,
con tal de salir.
Y ahora que salí de mí tantas veces, ya no sé si soy el que se queda o el que se va.
Ahora que me perdí y ya no se si alguna vez me encontré, ya no se si soy.

Cada tanto alguien me acompaña en mis travesías.
Otras veces me visitan y me acuerdan de mí.
De mí.

Y cuando me acuerdo ya no sé si me quedé o me fui.
Ya no sé si soy uno o dos.
Y entonces por si acaso me miro.
Me miro.

Al fin me encontré.

Dame la mano.
Acercame tu oreja.
Tengo algo que decir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario