A todos nos llega la muerte. La mía tiene un lugar físico, y un momento distinguible de los demás. Yo era algo que ya no soy, por el simple hecho de que decidí matarme. Matarme dos o tres veces seguidas. Morir por espuma, sin que la culpa sea por algo que no levó. Morir por un vómito y un colectivo.
Todas las muertes resultan ser partes de una misma muerte.
Morirse en un lugar preciso, sin saber donde queda. Y donde estoy. ¿dónde?
Pensarte y pensarnos, múltiples veces. Todas nuestras muertes. Y caer para siempre en la infinita locura.
Matarlos a todos junto conmigo. Y las luces y los soles y las sombras y las piedrecitas y las rayuelas.
Acabo de nacer de nuevo, pero ahora mi mundo nuevo es uno hecho de cadáveres.
Sea feliz, no un idiota!
Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.
martes, 4 de octubre de 2016
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