Sea feliz, no un idiota!

Si está leyendo esto, no se encuentra perdido.

Intento distraerlo, mientras le ato los cordones de los mocasines.

jueves, 3 de febrero de 2011

Llevaba en los bolsillos...

Tenía ojos azules y un cigarrillo,
Varios dedos y un sueño postizo.

Una luna café, labios sin brillo.

Marrón es el barro de sus zapatos.

Roja la ceniza.

La saliva cuelga de un perro amarillo,
que no tiene porvenir, y se derrumba en el piso.

Mujerojosazules acariciaba al perro.

Caminan los soles naranjas,
por avenidas de flores blancas.

Caen los granos de café
(pues se deshace la luna)
y quedan en el verde,
con olas y burbujas.

Se cuentan lunares,
se roban pestañas,
se venden huesos,
con telas de araña.

Corren las noches, los soles de frío,
aulla el perro, se cierran los ojos.

Hay dos sueños, y un color en el piso.

Hay tres nubes y un mosquito dormido.

Hay mujeres, y pelotas de fútbol.

Hay una piñata, y un revólver sin balas.

Hay pájaros, y correcaminos.

Hay jardines, y cebolla morada.

Hay una mujer de ojos azules, acariciando un perro, fumando un cigarrillo. Lo tira, y también a los sueños, y a los soles, junto con las lunas, todas al suelo.

No hay más mimos para el perro amarillo. No hay colores, o tal vez el mar sea negro.

Querida, se nos acabó el café.

1 comentario: