Un juego: un mensaje populista, demagógico y vacío de contenido, que hace sentir a la gente identificada con el locutor. Éste sabe como acceder al corazón de la masa, como hacer del individuo parte de un todo y homogeneizarlo como parte del mismo.
La empatía es indispensable: mostrar que aún en su grandeza el ser soberano es capaz de tener algún problema algo similar al de sus oyentes, pero que, a su vez, su extraordinario poder le permite superarlos a pesar, (e incluso gracias) a ellos. Eso sí, nadie tocará su aura.
El tercer punto clave, tal vez el más importante, es señalar a un enemigo acérrimo (real, ficticio, o un poco de ambas cosas) culpable de todos los problemas de la plebe: gorilas, judíos, subversivos, cabezas, extranjeros, latinos, mejicanos, homosexuales, negros, zurdos, comunistas, capitalistas, militares, inberbes, fachos, nazis, rojos, empresarios, etc.
Sin dudas lo definitivo, y decisivo, es buscar la supresión de la razón lógica en la población: la gente poseída por emociones fuertes es mucho más manejable, si se saben aplicar los puntos anteriores.
Será de vital importancia mantenerla con el nivel más bajo posible en cuanto a su educación se refiere, así el engaño será posible de ser llevado a cabo. Por eso, la mayoría deberá ser pobre, o indigente, obligada al trabajo forzado y/o rutinario con tal de permitir su propia subsistencia. Esto último le dejará poco tiempo para poder acceder a una mayor diversidad de conocimiento, e incluso, debido a esto, no será siquiera consciente del uso y abuso de sus derechos por parte de sus propios representantes.
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